Las relaciones de pareja, un camino de aprendizaje. En las relaciones al principio todo suele ir bien, pero a medida que pasa el tiempo, convivimos y comenzamos a conocernos mejor, surgen cosas que es necesario entender. Cada persona es un mundo, y cada pareja también, por eso hablar en unas pocas líneas de las relaciones de pareja no es nada fácil, pero vamos a tratar de hacerlo.
Las personas nos emparejamos por muy diferentes motivos: muchas veces todo empieza con el enamoramiento y la atracción, pero para algunos lo esencial es poder compartir y comunicarse, amar y ser amados. Hay parejas donde seguir los convencionalismos sociales y la educación recibida resulta algo importante, tener hijos y formar una familia. A otras quizás les unan intereses y proyectos vitales de lo más variopinto. Pero también, en no pocas ocasiones, emprendemos el camino de la pareja para cubrir carencias emocionales, para llenar huecos de soledad y sentirnos apoyados mientras caminamos por esta vida.
Cualquier relación puede ser difícil, y mucho más cuando hay una convivencia continuada y más ocasiones para que surjan malentendidos, conflictos y la apesadumbrante monotonía. Cuando llega ese momento, el compromiso pierde su sentido si la relación no puede cambiar de rumbo y ya no es posible recomponer un vínculo sano bajo otros criterios. La mejor solución en estos casos acaba siendo la ruptura, pero muchas veces esta no se produce, bien por el cariño que se tiene a esa persona a pesar de las circunstancias; por el miedo al cambio y lo desconocido; por resistencias a estar sin pareja, la idea de no ser capaz de encontrar a otra persona y quedarse solo; la falta de autoestima y sentimientos de inseguridad; por temer enfrentarse a situaciones sin su apoyo o pensar que desempeña un papel esencial en nuestra vida y en el proyecto en común; por el sentimiento de fracaso; por no disgustar a los familiares o evitar hacer daño a los hijos; por tener todavía esperanzas de que la relación mejore; por dudas interminables sobre cómo proceder en esa situación; por la fuerza del hábito, la costumbre y seguir en nuestra caja de confort; por problemas económicos y tantos otros motivos.
Lo cierto es que la persona que no es capaz de soltar cuando llega el momento está haciéndose un flaco favor así mismo y a la otra persona, pues prolongará la agonía. Víctima de la ansiedad, espera que todo cambie, pero esa situación puede durar años y años.
Para poder vivir en pareja, si esa es nuestra elección, es necesario superar muchos déficits emocionales, así como ideas preconcebidas de cómo tienen que ser las cosas. Por ejemplo, es necesario superar las idealizaciones de nuestra pareja y la falta de aceptación de esa persona tal y como es; el afán de posesividad y los celos; las expectativas y exigencias; las acusaciones, reproches y culpabilizaciones; las proyecciones realizadas sobre el otro de aquello que está en uno mismo o de lo que nos gustaría o tememos que pueda ser; los intereses y aficiones contrapuestos; la disminución del deseo sexual de los inicios; el orgullo desmedido y el egocentrismo; los engaños y las sutiles manipulaciones; y un largo etcétera.
Como “Indicadores de salud” en las relaciones de pareja podemos destacar algunos de ellos:
- Expresión afectiva: las muestras de cariño, la intimidad y las relaciones sexuales. Si estas no se dan, se tratará de otro tipo de relación pero no podrá llamarse de pareja.
- Satisfacción: el grado de tensión en la relación, si existen discusiones frecuentes, etc.
- Cohesión: las actividades e intereses compartidos. Esto no quiere decir que en una pareja todo se haya de compartir, sería algo poco realista y además agobiante, pues es saludable que existan los espacios propios. Pero la pareja adquiere otro sentido cuando también existen actividades e intereses en común.
- Consenso: el grado de acuerdo sobre los temas que son relevantes para la pareja (por ejemplo, en relación a la educación de los hijos, el trato con las respectivas familias, la economía familiar, las tareas domesticas, el ocio, etc.).
Para que las relaciones de pareja puedan funcionar armónicamente en el tiempo no sólo han de saber disfrutar en compañía, sino que es fundamental que aprendan a comunicarse (pues en ellas suelen existir muchos déficits de comunicación), encontrando espacios para poder hablar y acordar ciertas reglas de juego, llegando a aquellos acuerdos y compromisos que se consideren fundamentales para ambas partes y que puedan sostener la relación. Pero lo más importante, la base de todo, es que la pareja se preste a sí misma la suficiente atención y los cuidados que toda relación requiere, que exista un verdadero amor y un respeto por el otro. Sin eso, ninguna pareja puede ser viable a largo plazo.
Para terminar os recomendamos también leer un artículo de este mismo blog, como por ejemplo “La confianza en las relaciones interpersonales”, cuyo link os dejamos aquí: La confianza en las relaciones personales
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